A pesar de su nombre, Puerto de la Cruz nunca ha tenido a lo largo de su historia un puerto en condiciones. El llamado puerto viejo se construyó poco después de la Conquista de la isla en la desembocadura del barranco de San Felipe, donde en la actualidad se extiende la espléndida Playa Jardín. El aluvión de 1826 arrasó esa primera y modesta instalación portuaria y el actual refugio pesquero, llamado originariamente Puerto Nuevo, se convirtió en el muelle principal. Entre 1822 y 1824 se realizaron las primeras mejoras, a cargo del Real Consulado del Mar. Consistió en la construcción del primer tramo del dique occidental. En 1881 concluye la ampliación del dique hasta la Baja Negra. Dada la gran actividad comercial que registró este puerto durante los siglos XVII XVIII, especialmente en cuanto a la exportación de los vinos de malvasía del Valle, el Rey Felipe IV llamó a la ciudad “lave de la isla”. El refugio consta de dos brazos que dan protección a las pequeñas embarcaciones pesqueras. En la década de los ochenta del siglo XX fue ampliado el espigón exterior, con lo que aumentó la protección de la calle La Marina y la plaza del Charco. En el muelle pesquero, frente a la diminuta capilla de la Virgen del Carmen, se conserva el único de los antiguos chorros de agua públicos de la ciudad que aún está en funcionamiento.

Es uno de los miradores más espectaculares de la isla. Situado al borde de los Acantilados de Martiánez, ofrece una panorámica general de la zona nueva del Puerto de la Cruz y, especialmente de la playa de Martiánez y del Complejo Turístico Costa de Martiánez, así como de parte de la costa del Valle de La Orotava. Esta panorámica inspiró un relato de la famosa escritora inglesa Agatha Christie durante su estancia en la ciudad.

Conocido en todo el mundo, este parque temático es uno de los lugares más visitados de la Isla. Comenzó en 1972 con un pequeño show de papagayos y tres décadas después se ha convertido en uno de los reclamos turísticos más importantes del Puerto de la Cruz y Tenerife. El Loro Parque posee la colección de papagayos más grande e importante del mundo. El visitante puede disfrutar de divertidos espectáculos de leones marinos y delfines. Distribuidos en espacios naturales debidamente acondicionados, gorilas, otras variedades de primates, tigres, jaguares, flamencos y aligatores hacen las delicias de pequeños y mayores. Otra de las atracciones es una tortuga gigante de Galápagos con más de 40 años de antigüedad. Pero la atracción que más visitantes recibe es el recientemente inaugurado Pingüinario, una réplica del hábitat natural del continente Antártico, en la que conviven tres variedades de estos entrañables animales: pingüinos rey, papúa y saltarrocas. Otro recinto paralelo alberga a los pingüinos Humboldt, una especie subtropical amenazados de extinción. Completan la oferta del Parque el Acuario, un impresionante túnel de tiburones, el Orquidiario, y el espectáculo audiovisual Naturavisión. La próxima y espectacular incorporación será una piscina con orcas. A pesar de estar situado en el barrio de Punta Brava, algo alejado del centro urbano, un simpático tren turístico conduce a los visitantes gratuitamente desde la calle Venezuela, cerca de la Playa de Martiánez, hasta el propio Loro Parque a todas horas del día. Además, Loro Parque cuenta con una Fundación que colabora en importantes proyectos ecológicos y conservacionistas de todo el mundo.

La pequeña calle peatonal de Las Lonjas es uno de los rincones del Puerto de la Cruz más pintorescos y con mayor sabor añejo. Esta vía pavimentada de adoquines comunica los alrededores del Ayuntamiento con el muelle pesquero. Su nombre se debe a que en este lugar se ubicaron la mayoría de las lonjas de pescado que abastecían al municipio. Uno de estos edificios, que además sirve de sede a la Cofradía de Pescadores Gran Poder de Dios, está siendo restaurado en la actualidad. A su lado se conserva una de las muchas capillas de cruz que aparecen diseminadas por toda la ciudad, la Capilla de las Lonjas. Edificada en 1821, fue financiada con el dinero de los marinos que faenaban en la costa de África.

En los últimos años el Ayuntamiento portuense ha convertido en espacio público el llamado jardín histórico de Martiánez. Este parque coqueto y evocador, en el que destacan tres grandes laureles de indias, perteneció en el siglo pasado al antiguo hotel Martiánez. Conserva la pila y otros elementos originales. El Ayuntamiento ha rehabilitado todo el recinto y proyecta integrarlo con la anexa plaza de Viera y Clavijo para crear un gran parque público en medio del centro de la ciudad.

La historia de esta maravillosa hacienda, una de las más antiguas de la isla, se remonta al siglo XVIII. La casa se construyó en 1730 y durante 44 años fue sede de un convento. El nombre actual le viene dado por su primer propietario Archibald Little, quien compró la finca en 1774, dando lugar a que esta hacienda se denominase Little´s Place o el Sitio Little. La primera denominación ha ido degenerando hasta llamarse Sitio Litre. Archibald realizó una serie de reformas para transformarla en un lugar de ocio; reestructurando la casa y convirtiéndola en una especie de fonda o quinta de descanso, diseñando además un precioso jardín al estilo británico en el que plantó especies características de la flora canaria y tropical. En 1852 fue vendida a Charles Smith, a cuya familia perteneció hasta 1996, cuando el empresario Johh Lucas la compró y la abrió al público. La casona del Sitio Litre se puede considerar de estilo colonial con elementos de arquitectura doméstica canaria. El edificio está rematado en su parte superior por un mirador hexagonal, de estilo inglés colonial. El Sitio Litre se convirtió en lugar de estancia para extranjeros que visitaban la isla. A lo largo de la historia han pasado por aquí personajes de la talla de André-Pierre Ledru, Thomas Debary, Marianne North, Alexander Von Humboldt, Alfredo Diston, William W. Wilde, Charles Piazzi-Smyth, Isaac Latimer, Richard Burton, Florence y Elle Du Cane y Agatha y Rosalyn Christie. Todo esto conllevó a que este centro botánico se convirtiese además en el primer centro bibliotecario de las islas, ya que estos ilustres personajes se hacían acompañar de las últimas publicaciones editadas en sus respectivos países.s de la familia Lucas, En la actualidad el Sitio Litre es un encantador atractivo turísco que guarda el drago canario más antiguo del Puerto de la Cruz y un mágico jardín de orquídeas.