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Ermita de San Amaro

Ermita de San Amaro

Ermita de San Amaro

La ermita de San Amaro, la más antigua del municipio. Construida en 1591, su función originaria fue la cristianización de unos lugares de profundo valor espiritual para la población aborigen como eran el “Llano del Bailadero” y la necrópolis de la “Ladera de Martiánez”. La ermita fue construida por los propios vecinos del lugar, ya que por aquel entonces no existía ningún recinto consagrado al culto religioso en el reducido núcleo poblacional de la Caleta de la Araotava. Las fiestas de San Amaro fueron aquí muy famosas durante el Antiguo Régimen. En 1713 la ermita amenazaba ruina y sus mayordomos acordaron cedérsela a Valois, dándole a tributo perpetuo las tierras pertenecientes a ella, con la condición que la restaurase. De esta forma la consiguió adscribir a su hacienda. Desde 1593 era atendida por la comunidad religiosa de los dominicos, pertenecientes al Convento de San Benito de la Villa.

El Peñón del Fraile

El Peñón del Fraile

El Peñón del Fraile

Es uno de los símbolos de la ciudad. Esta gigantesca roca volcánica, producto de las erupciones de 1430, debe su nombre a un fraile que a comienzos del siglo XVIII ascendía con frecuencia a lo alto de la roca para aislarse en oración. El genovés Luis Lavaggi tuvo el capricho de hermosear en 1813 el Peñón con una escalinata de piedras y un pequeño terraplén en su cúspide, adornado con una enorme cruz verde con perillas de bronce. El templete se construyó en 1855 y se restauró en 2003 con una nueva cúpula de bronce. El Peñón llegó a ser testigo de ajusticiamientos, y existe una leyenda según la cual en alguna de las grietas de la roca se esconde el tesoro del pirata Caraperro. En el siglo XVII, servía de lugar de oración al fraile penitente Juan de Jesús, quien, llegado de Icod de los Vinos, se entregó durante años a la meditación subido en lo alto de la peña. Otra leyenda recoge que el fraile decidió un día colocar una pequeña cruz hecha con verodes. A la mañana siguiente, el Peñón apareció florecido.

El Penitente

El Penitente

El Penitente

El embarcadero de El Penitente fue la última oportunidad del Puerto de la Cruz de mantener sus exportaciones marítimas tanto a nivel interinsular como internacional. En un momento en que la infraestructura vial de la isla de Tenerife había mejorado notablemente con la construcción de la carretera que unía Santa Cruz con el Puerto de la Cruz, esta ciudad corrió el riesgo de perder definitivamente su actividad portuaria. Es por ello que, aprovechando la visita que Alfonso XIII realizó a la isla en 1906, se le intentó convencer de la importancia de las ampliaciones y mejoras del Puerto Nuevo. Pero el proyecto quedó archivado. Se concibió entonces la idea de llevar a cabo el desembarcadero de El Penitente. Luis Rodríguez de la Sierra Padrón presentó en Obras Públicas un proyecto para la construcción de un desembarcadero en la zona, apoyándose en dos mogotes conocidos como El Rosario y El Penitente. Este proyecto sería aprobado por R.O. del Ministerio de Fomento de 23 de octubre de 1910, y la primera piedra se colocaría con gran solemnidad el 18 de septiembre de 1911. Las obras avanzaron muy lentamente pues, aparte de haberse agotado los recursos económicos, los temporales de invierno rompieron una gran parte de la obra realizada. Además de esto, el estallido de la Primera Guerra Mundial contribuyó a su ralentización. En 1922 los apoderados de Ricardo José Yeoward se dirigieron al Alcalde solicitando autorización para establecer y explotar una grúa en El Penitente, al igual que lo había hecho poco tiempo atrás la Casa Fyffes Limited. Se pretendía con ello agilizar las faenas de embarque de los frutos que tradicionalmente se realizaban mediante barcazas. Finalmente fue en 1926 cuando el alcalde Juan González Sanjuán se dirijió al Ministro de Fomento solicitando permiso para efectuar obras de ampliación y reforma en el muelle-desembarcadero de El Penitente, incluyendo éstas la mejora de los accesos, la instalación de una grúa y la ampliación de la explanada. Estas obras comenzaron en 1928 cuando, aprovechando la visita del General Primo de Rivera y dado el serio problema de financiación que en ese momento tenía el Ayuntamiento, el por entonces alcalde Isidoro Luz Cárpenter solicitó en nombre de la Corporación un millón y medio de pesetas para finalizar las obras, que concluyeron en torno a 1930.

Complejo Turístico Municipal Costa de Martiánez

Complejo Turístico Municipal Costa de Martiánez

Complejo Turístico Municipal Costa de Martiánez

El auténtico emblema turístico de Puerto de la Cruz es el Complejo Municipal ‘Costa de Martiánez’, un moderno y confortable conjunto de grandes piscinas artificiales de agua de mar diseñado con un originalísimo estilo arquitectónico integrador por el artista lanzaroteño César Manrique. Estas instalaciones, dotadas de restaurantes, bares y todo tipo de servicios, reciben cada año alrededor de un millón de visitantes. El complejo ocupa una superficie total de 46.000 metros cuadrados. La parte más antigua -única que no diseñó Manrique- son las piscinas de San Telmo, construidas en la década de los sesenta del siglo pasado. La segunda zona, la parte central del Complejo, llamada Los Alisios, se construyó en 1971. Cuenta con tres piscinas de contorno circular y una isla-bar central con una gavia de 25 metros de altura. Hacia el levante está la tercera zona, el gran Lago Artificial, de 33.000 metros cuadrados, inaugurado en 1977. En medio del gran Lago, con capacidad para 27.000 metros cúbicos, se encuentra la Isla del Lago, en cuyo subsuelo, bajo el nivel del mar, se va a instalar el nuevo Casino Taoro. Originariamente este espacio subterráneo se usó como sala de fiestas. Todo el Complejo ha sido objeto recientemente de una profunda renovación en la que Cabildo y Ayuntamiento han invertido 17 millones de euros. Diseminadas por el Complejo Costa Martiánez hay siete esculturas del artista César Manrique que enriquecen el valor monumental de este Complejo: Los Alisios, La Jibia, Barlovento, Homenaje al Mar, Raíces al cielo, Homenaje a William Reich y Demios.

Casino Puerto de la Cruz

Casino Puerto de la Cruz

Casino Puerto de la Cruz

Complejo Martiánez, con la intención de ofrecer las mejores instalaciones posibles en un entorno de lujo accesible para todos y en el marco incomparable del Complejo Martiánez, concebido por el artista lanzaroteño César Manrique y declarado Bien de Interés Cultural.

En la sala principal están disponibles cuatro ruletas americanas y cuatro mesas de naipes y en la zona conocida antiguamente como Lido San Telmo, se ubican la sala de máquinas de juegos, estando ambos espacios conectados por un paseo a lo largo del Complejo Martiánez.

Unas instalaciones de primer nivel que se complementan con un innovador sistema de iluminación del Lago artificial, idéntico al que se utiliza actualmente en la torre Eiffel, la Acrópolis ateniense, el Palacio de Versalles o el Big Ben de Londres.

Casa Iriarte

Casa Iriarte

Casa Iriarte

Frente al Palacio de Ventoso está ubicada la Casa de Los Iriarte, construida a finales del siglo XVIII con los elementos más significativos del estilo de la arquitectura tradicional canaria. En ella nacieron los hermanos Iriarte, que destacaron a nivel nacional por su labor literaria y política en el periodo de la Ilustración. Uno de ellos fue el insigne fabulista Tomás de Iriarte y Nieves-Ravelo.

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